viernes, 5 de febrero de 2016

"Ciudad del Niño" celebra misa de su XXIV aniversario

La Ciudad del Niño ubicada en el Barrio el Viñedo de Barcelona (Venezuela) comenzó las celebraciones de su aniversario número 24. El evento, que durará toda una semana con actividades especiales culturales, deportivas y lúdicas, comenzó con una misa de acción de gracias celebrada por el dinámico Pbro. José Gregorio Ghazal.  Además de la belleza de la Eucaristía y el momento de risas y reflexión, a los jóvenes les llamó mucho la atención la parábola contada por el sacerdote acerca del niño y el Rey que quería saber acerca de Dios:


Cierta vez un rey, ya anciano, pensó que en su vida había visto todo lo que deseaba, solamente le faltaba saber qué era Dios. Llamó a sus sabios y consejeros, y les ordenó que le hicieran ver a Dios. Aquellos le respondieron que era imposible cumplir tal orden. Él los amenazó de muerte. 

En el campo, un niño se enteró del deseo del rey y de sus amenazas. Llegó hasta el palacio e hizo avisar al rey que él haría posible que viera a Dios. Una vez en la presencia del monarca, éste le preguntó si era capaz de mostrarle qué era Dios y que si no lo hacía el también perdería la vida por el atrevimiento. El niño le dijo que si quería ver a Dios, tenían que apagar todas las luces del palacio. Al hacerlo quedó todo oscuro y no se podía ver el uno al otro. Entonces el niño dijo: Dios es como este momento, no lo vemos pero lo sentimos y sabemos que está aquí; luego encendió una antorcha y dijo: 
-Señor, Dios es la luz en medio de la oscuridad, 
El rey reconoció que tenía razón y desistió de su propósito. 
-Sin embargo -agregó- tengo una pregunta que formularte. ¿Qué había antes de Dios? 

-Para obtener la respuesta -dijo el niño- debe contar en forma regresiva a partir del número 10. 

El rey contó: diez, nueve, ocho, siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno. 

El niño pidió que siguiera contando. El rey, fastidiado, dijo: 

-¡No hay más números! 

El niño agregó: 

-Tiene razón. De la misma manera, el Uno es Dios. Con el comienza todo, antes de él no hubo nada. 

El rey quedó conforme con la respuesta, pero le hizo otra pregunta. 

-¿En qué se ocupa Dios? 

El niño le contestó: 

-Para saber eso, su majestad debe quitarse sus ropas reales y dármelas. 

El rey se quitó sus ropas, las entregó al niño, quien se vistió con ellas y pasó sus ropas pastoriles al rey, pidiéndole que se vistiera con ellas. El rey preguntó: 

-¿Qué más debo hacer? 

El niño le respondió: 

-Ahora tiene que bajar del trono y sentarse en el piso. 

El rey así lo hizo. Entonces el niño se sentó en el trono y declaró: 

-La ocupación de Dios consiste en ensalzar a los humildes y humillar a los soberbios.


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